
Dícese del "sonamiento" de fondo de melodía "permitente" de conversación sin gritos, que junto a sorbos consecutivos de algo caliente y azucarado, un par de hojas o pantallas, permiten dibujar con letras, observar sin ser observado, y que, con un impulso de bolígrafo facilón de saliva de color, nos deja sentarnos en el rincón del cerebro donde queremos estar, para respirar hondo y creer en lo que creamos y creemos.
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