25 septiembre 2012

Sonando Soñando



A veces la música es sólo un sentimiento con sonido, y digo a veces, porque he leído que se le llama también música a la estridencia y griterío sin pausas.
Puede que guste, aunque quizá es como el tabaco en soledad o acompañado: los fumadores saben que es malo, y cuando lo dejan porque no les aporta nada, recaen cuando el ambiente social les incita a que les convenza de que les gusta.
(Sé que aún estáis intentando descifrar mis palabras. Una metáfora un tanto rebuscada...lo siento.)
La música, aún así, en todos sus términos, no tiene malicia. La malicia la tenemos las personas.
El silencio, tiene música. La música tiene silencios. Son la pareja perfecta, ambíguos y acoplados a la perfección.
Descansad.


Unos saben cómo crearlo y otros, como sentirlo.



Depende de lo que suene, así se acelera nuestro pulso.

Unas veces la música es lenta y nuestras palpitaciones se relajan, otras veces la música es desafinada y  extremadamente aguda y nuestras palpitaciones rozan el descontrol, y otras...perfectas, son en las que no siempre hace falta que suene algo para que exista música.



En fin... la noche es corta y los sueños son largos...

No dejéis de sonar; tampoco dejéis de soñar.