18 julio 2011

Latidos.



Un papel en blanco durante horas. Demasiadas palabras para organizar. Una sola cabeza para redirigirlas con fundamento.

EL corazón es un paisaje imaginario repleto de mapas.

En el lado IZQUIERDO, árboles frondosos que entremedias dejan ver la luz. La tranquilidad y el desahogo forman parte de las rutas por las que comunicarse. Ningún rastro de modernización o estrés- Las flores tan distintas, proporcionan al órgano metafórico la adaptación y la diversidad. Cada piedra, río, sombra o silencio, marcan la volubilidad de acción o gusto.

Siempre se está bien cuando la mente concuerda el "gps" con ese punto cardinal de dicho mapa latiente.

Situación DERECHA: discordancia y ambigüedad. Debilidad.

La naturaleza sabia y extraordinaria previa de otro estado anímico, dificulta su acceso progresivamente, poco a poco, a través de los puentes de magnitudes verticales, que insinúan la facilidad de acceso a los abismos.

Entre los miedos y las melancolías de un latido, surgen edificios de la nada, que recrean los instantes de pánico y agobio, que nuestro propio órgano impregna en nervios de acciones.

Nunca hay un punto equilibrante dentro de la consolidación de los caminos.
Los pasos son imprevisibles y donde pisamos no siempre está igual de firme.

Pasar del buen al mal humor, de la ilusión a la desilusión, o de la tristeza a la alegría, está simplemente dirigido en el segundo de un latido a otro.

Quizá por eso, estamos vivos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vivimos porque soñamos...